El Hombre Sin Rostro
"El hombre sin
rostro" es una película dramática de 1993 dirigida y protagonizada
por Mel Gibson, basada en la novela del mismo nombre escrita por Isabelle
Holland en 1972.
Describe el proceso de enseñanza-aprendizaje que se da
entre un antiguo profesor y un joven que se convertirá en su discípulo. El
joven, que responde al nombre de Chuck, vive un contexto socio-familiar
complicado. Desde una concepción reduccionista de la realidad, su entorno
establece límites en el niño y sus deseos, alimentando en él sentimientos de
frustración e incapacidad. Sin embargo, la polémica figura de un antiguo
profesor se interpone en su camino, marcando un antes y un después en la vida
del joven. La interacción entre ambos contribuirá de forma
significativa al desarrollo óptimo del chico.
Con todo, la película lleva al espectador a tomar conciencia de la labor esencial
que cumple el docente a la hora de estimular al alumno en su desarrollo
académico y sobre todo personal y social. Más allá del saber, corresponde al
docente enseñar a ser. Es aquí donde reside la clave para el éxito del acto
educativo y por ello, el profesor debe asumir esta responsabilidad y tratar de
evolucionar en este sentido. Es su deber despertar en sus alumnos la motivación -detonante
principal de todo proceso de cambio y crecimiento-, servirles de modelo, y
desde el cariño y la confianza, ofrecerles las habilidades y los recursos
necesarios para avanzar en el camino de la vida.
Nuestro sistema educativo está lleno de profesionales
sin rostro que creen cada día en sus alumnos, creando de este modo personas
para el futuro. Gracias a ellos, por la entrega y la dedicación, por creer.
A continuación, os dejo el tráiler de la película. No dejéis de verla, sin
duda os emocionará.

Describe el proceso de enseñanza-aprendizaje que se da
entre un antiguo profesor y un joven que se convertirá en su discípulo. El
joven, que responde al nombre de Chuck, vive un contexto socio-familiar
complicado. Desde una concepción reduccionista de la realidad, su entorno
establece límites en el niño y sus deseos, alimentando en él sentimientos de
frustración e incapacidad. Sin embargo, la polémica figura de un antiguo
profesor se interpone en su camino, marcando un antes y un después en la vida
del joven. La interacción entre ambos contribuirá de forma
significativa al desarrollo óptimo del chico.
Con todo, la película lleva al espectador a tomar conciencia de la labor esencial que cumple el docente a la hora de estimular al alumno en su desarrollo académico y sobre todo personal y social. Más allá del saber, corresponde al docente enseñar a ser. Es aquí donde reside la clave para el éxito del acto educativo y por ello, el profesor debe asumir esta responsabilidad y tratar de evolucionar en este sentido. Es su deber despertar en sus alumnos la motivación -detonante principal de todo proceso de cambio y crecimiento-, servirles de modelo, y desde el cariño y la confianza, ofrecerles las habilidades y los recursos necesarios para avanzar en el camino de la vida.
Nuestro sistema educativo está lleno de profesionales
sin rostro que creen cada día en sus alumnos, creando de este modo personas
para el futuro. Gracias a ellos, por la entrega y la dedicación, por creer.
A continuación, os dejo el tráiler de la película. No dejéis de verla, sin
duda os emocionará.