El Profesor
Marcado
por un pasado traumático, Henry llega como profesor sustituto a un instituto
desestructurado donde se enfrenta a un alumnado disruptivo, con graves
problemas de comportamiento, sin motivación, apático. En poco tiempo consigue
conectar emocionalmente con sus alumnos, quienes lo respetarán y tomarán como
referencia. Conoce la importancia de tener un mentor que nos guíe y nos ayude a
comprender la complejidad del mundo en el que vivimos y trata de ejercer como
tal con sus alumnos. A diferencia de otros que solo se responsabilizan de
mantener el orden, de evitar que los chicos se maten en clase y de conseguir
que pasen de curso, Henry se compromete. Anima a sus alumnos a aprender, a
estimular su imaginación y a cultivar su conciencia, sus propias creencias. Se
posiciona ante un alumnado que no cree que el sistema educativo tenga nada
interesante que enseñarles y les ofrece una oportunidad desde la comprensión y
la confianza. Desafía a las normas del sistema y lejos de reducir su labor a
trabajar el temario preestablecido, aplica una metodología propia con sus
alumnos, haciéndoles ver que solo quien quiera deberá acompañarle en un camino
de aprendizaje del que saldrán fortalecidos.
Henry
es realmente un maestro de corazón. La gran mayoría comienza la labor docente
siéndolo, tal y como recoge la película “en algún momento todos los profesores
creyeron que podrían cambiar las cosas”. Sin embargo, la película muestra un
equipo directivo, un profesorado y una orientadora carentes de esperanzas,
completamente abatidos por las circunstancias, “quemados”. Plasma la lucha diaria de docentes frustrados
y desmotivados que son incapaces de conectar con sus alumnos. En algún momento
dejaron de creer que podrían salvarlos y ahora muchos son incapaces incluso de
salvar sus propias vidas.
Al
hilo de lo anterior, sabemos que en la actualidad el “burn out” o síndrome del
profesor quemado, es la primera causa de baja laboral en docentes. ¿En qué
momento se ven truncadas las expectativas, deseos y motivaciones de los
educadores por crear un mundo mejor? ¿En qué momento esos deseos y esperanzas
tornan en frustración y desilusión? La respuesta se encuentra, a mi parecer, en
la estructura. Al dar el salto a la realidad educativa los docentes se dan de
cruces con una realidad muy limitadora y determinante que obstaculiza sus
pretensiones de contribuir al crecimiento de sus alumnos.
Vivimos
un sistema movido por los intereses económicos al que no le interesa que las
personas desarrollen un pensamiento crítico y autónomo. Un sistema que se
esfuerza por perpetuar una actividad educativa obsoleta que refleja una
sociedad patológica, lo cual deriva en una juventud acomplejada, conformista y
apática. Ante esta situación, con demasiada frecuencia, los docentes se
encuentran sin recursos, atrapados por la desolación aprendida, contribuyendo
así, una vez más, a la perpetuación de un sistema educativo intrincado y
disfuncional.
Por
último, antes de finalizar, dedicar un espacio a un aspecto al que la película
alude: la influencia de la socialización familiar en el desarrollo de los
jóvenes. Gran parte de la problemática que presenta el alumnado proviene de la
socialización familiar y puesto que no existe ningún tipo de vinculación entre
las familias y el instituto donde transcurre el film, los esfuerzos realizados
desde el centro educativo son frecuentemente abolidos por las familias. Esto
nos recuerda la importancia de crear una comunidad educativa caracterizado por
un clima que favorezca la coordinación y cooperación de los distintos agentes
educativos. Solo así, podrá garantizarse el éxito de la actividad educativa.